Cuento de Navidad
Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Consigna: leer El cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster y hacer una nota de lectura comentando qué les pareció la estructura del cuento, el narrador y la historia en sí.
Tras haber leído la narrativa y observado la película (Smoke) que encierra o incluye al cuento en cuestión, puedo señalar que éste resulta realmente conmovedor, agradable y enterncedor. El narrador – Auggie - no se apresura a revelarnos la totalidad del relato, sino que se toma su tiempo para confesar el origen de su ritual fotográfico que lo ha conducido a llenar numerosos álbumes de fotos durante los últimos doce años. Su forma de contar la historia y la trama en sí misma favorecen a una mayor empatía del lector/espectador hacia el relator; Auggie se permite ser detallista, fomentando una mayor comprensión del cuento y del valor propio que envuelve la cámara fotográfica.
Paul lleva adelante una narración enmarcada que posibilita la inclusión del relato de navidad dentro de historia principal. De este modo, el escritor permite que el lector conozca de antemano – previo a leer el cuento de navidad- la importancia o valor significativo que presenta la cámara de fotos, aquella que acompaña a Auggie en su persistente e invisible tarea de retratar -en una imagen color sepia- la esquina de su local. (Cabe destacar que lo mismo ocurre dentro del film pues el espectador sabe de la existencia de la cámara antes de conocer la historia que describe cómo ha llegado ésta a las manos de Auggie).
Auster introduce al lector – en los primeros párrafos de la historia y a través de una sencilla pero clara descripción- en un escenario previo a la narración del cuento navideño en pos de que dicho relato pueda ser incorporado en la crónica de forma amena y cautivante, sin producir ningún efecto desconcertante en quien se dispone a leerlo. Nos sitúa en contexto para suavizar la introducción del cuento de navidad.
Asimismo, debo subrayar que relación amistosa entre Paul y el narrador del cuento abre paso a un clima de mayor confianza, seguridad y tranquilidad que enriquece la narración de aquella anécdota navideña del setenta y dos: Auggie, tras perdonarle a un joven el robo de una serie de revistas y no atreverse a devolverle la respectiva billetera que éste había perdido durante la huida del saqueo, decide presentarse en el hogar del ladrón con el objeto de hacer una obra de bien en el día de la navidad.
Luego de insistir en la puerta de la dirección correspondiente, fue recibido por una anciana ciega que a pesar de saber que aquel no era su nieto - que la visitaba por la fecha particular - lo abrazó con la misma intensidad. Nuestro narrador no pudo resistirse y entró con gusto en aquel juego interpersonal pero sumamente tierno que lo terminó conduciendo a una cena navideña con una extraña muy afectuosa. El baño de la casa de la abuela Ethel fue el escenario que presenció el encuentro de Auggie con la cámara fotográfica, aquella fiel compañera que de allí en más no se separó de él.
Al final del film, el cuento de navidad cobra vida y es interpretado sin guion pues las imágenes hablan por sí solas. El color sepia de la secuencia - el mismo que adoptan las fotografías - demuestra un cambio de temporalidad que nos devuelve hacia aquel pasado que se convierte en recuerdo y memoria de Auggie. La felicidad de aquella anciana te enternece completamente. La navidad permite encuentros impensados que te toman de sorpresa y te miman el corazón. La navidad nunca pierde del todo su magia.
Comentarios
Publicar un comentario