Retratos encuarentenados



Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual

Consigna: para el diario, elegir un lugar cercano para sacar una foto,busquen una escena que les llame la atención por algo, y un lugar al que puedan acceder sin problemas todos los días. Elegir algún elemento en común de las imágenes para describirlo lo más objetivamente posible.

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Pausadamente lo observo sin que lo note. Pausadamente contemplamos la misma huida del sol, aunque su terraza me quite la mejor vista. Pausadamente nos creemos dichosos de que sus rayos nos entibien por última vez el rostro. Pausadamente descansamos del constante estado de frenesí en el que vivimos y nos detenemos a mirar la mezcla de tonalidades en el cielo. Pausadamente nos tomamos la vida encuarentenados. 



















Me gusta pensar en los atardeceres como momentos y no lugares. Su belleza habita en lo efímero de los colores, esos trazos rosas, violetas o anaranjadas que te dejan atontado por un simple rato. La puesta del sol nos invita a desacelerarnos, a ponerle una pausa a nuestra rutina para disfrutar esos pequeños instantes. Fugaces. Valiosos. Simples pero a la vez extraordinarios. Un desconcertante pedazo de cielo se monta ante nuestros ojos. Dichosos aquellos que lo observan en la serenidad de la tarde. 
 No te vayas sol, amigo. Acompañame un rato más. 

Ventanas iluminadas. Hogares. Refugios. Sueños. Encuentro. Siluetas que deambulan, discuten, juegan, bailan, se abrazan. Historias. Secretos. Nidos construidos con cariño y esfuerzo o simples lugares donde se transita la vida sin otro remedio. 
Bajo el ocaso, su contemplación me ha conducido a imaginar miles de diálogos, crónicas y ficciones que atesoro en algún lugar del alma. Fantaseo tramas que encierran algún amor prohibido o relaciones familiares que esconden misterios jamás revelados. Idealizo escenas donde algún corazón es destrozado, donde niños esperan el regreso de sus padres del trabajo o parejas de abuelos disfrutan el atardecer entre mates y anécdotas pasadas. 
Cuanto más observo, más intensamente siento y me ilusiono. 
Quién sabe lo que ocultan aquellos enigmáticos ventanales esclarecidos. 

Un sol espléndido dora la calle y los hogares de mi cuadra. Su luz se vierte sobre ellos con una delicadeza sublime anunciado la cuenta regresiva para el comienzo de la primavera. Hay en la brisa de la mañana un anticipo de su llegada. El balcón volverá a ser sitio de reflexión para muchos. Los atardeceres alargarán su estadía y seremos testigos de sus enseñanzas o revelaciones. Floreceremos nueva y pausadamente. 

Hay un cielo. Hay un sol. 
Hay gente que se extraña, y un montón. 
Hay atardecer. Hay luna.
Hay abrazos que me curan. 
Hay mucho. Y por encima de todo, me tengo a mí. 
Nada puede estar del todo mal. 



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