Encuentro fantástico
Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Consigna: Leer los microcuentos de Ambrose Bierce y de la Antología del cuento fantástico: elegir por lo menos uno de cada y fundamentar qué les atrajo y cómo está construida la narración.
A partir de la lectura de las "99 Fábulas Fantásticas", de Ambrose Bierce, me he decidido por las siguientes:
La verdad y el viajero
Esta pequeña fábula ha logrado conquistarme a causa del tópico que la envuelve de principio a fin: la búsqueda o el encuentro con la verdad. ¿Cuán dispuestos estamos a enfrentarla como lo ha hecho aquel viajero? La soledad del desierto responde por sí sola.
¿Perseguimos inconscientemente a la verdad? ¿Nos atrevemos a apartarnos de nuestra rutina para acercarnos a ella? ¿Qué nos moviliza o nos detiene a la hora de confrontarla?
Destaco el procedimiento o idea de personalizar a la Verdad no sólo como un alguien, sino como una mujer; imagen seductora que atrae al viajero en cierto modo. El recurso del diálogo, sobre el que se edifica la narración, abre paso a que la Verdad disponga de su propia voz y haga uso de la misma (al igual que lo hace dentro de nuestras mentes).
A su vez, cabe destacar que Ambrose Bierce no solo se limitaba a la escritura, sino que era partícipe del mundo periodístico, aquel que emana el deseo de encontrar la verdad. Por consiguiente, resulta lógico que incluya aquella aspiración en alguno de sus relatos.
La liebre y la tortuga
Esta narrativa ha capturado mi interés gracias al mensaje que intenta trasmitir de manera sigilosa y delicada. El erróneo concepto de imaginar a la liebre como aquel personaje malvado que si bien, en el comienzo no es del todo agradable, da un giro hacia el final y se convierte en un animal compasivo y generoso; mientras la tortuga, lenta y frágil, termina siendo rencorosa y egoísta. Un desenlace sorpresivo e imprevisto que rompe con lo tradicional o esperado.
El relato se construye sentando su base sobre la cultura del prejuicio, aquella conducta de opinar acerca del otro sin conocerlo realmente, sin saber qué esconde detrás de esa fachada que muestra por fuera. El desprestigio por un tercero a causa de su apariencia, ignorando su lado interno. Desde mi perspectiva, el juzgar sin conocer se ha convertido en algo muy común en nuestros días, donde todo pasa por lo externo, lo ficticio, lo material; donde la imagen de uno da siempre que hablar y los sentimientos o valores han pasado a un segundo plano. El individualismo y el aspecto superficial, nos vuelven desalmados.
El Principio Moral y el Interés Material
Aquello que ha llamado mi atención de esta fábula es la sutil forma en que el autor logra tocar un tema tan crucial, como lo es la aparición de lo material por sobre lo moral, creando un ambiente de lectura ameno y entretenido. El procedimiento del diálogo, la idea de que ambos conceptos posean su propia voz y se comuniquen entre sí resulta muy acertado; le permite al lector distenderse al momento de leer dichas líneas dado que las mismas, en cierto punto, encierran un rasgo ingenioso y humorístico.
La noción del Interés Material como eje dominante frente al Principio Moral no ha de ser novedad en estos tiempos, donde lo abstracto ha perdido valor y lo externo y tangible ha tomado la delantera. Es por ello que me ha interesado este pequeño relato, pues el autor consigue abordarlo de tal modo que parece menos difícil o triste afrontar esta verdad que engloba a nuestra sociedad.
De la obra “Antología de la literatura fantástica” destaco el siguiente relato:
Un auténtico fantasma – Thomas Carlyle
Este corto relato me ha interesado mucho dado que he sido cautivada por la idea de que toda persona es alma y espíritu. Sin embargo, nunca reparamos en esta concepción en nuestro día a día, al igual que Johnson. La utilización de las preguntas como recurso final de la narrativa provoca que el lector despliegue su imaginación y divague o sueñe acerca de su esencia y su ser. ¿No seremos realmente tan solo eso? ¿Nos hemos detenido alguna vez a pensarlo?
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