Algunas líneas desde mi cajón de recuerdos
Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Consigna: Rememorar tres escenas de lectura que los hayan influido en su vida, en sentido amplio (pueden referirse a textos mediáticos, audiovisuales también), desarrollarlas en un texto.
Al tener que seleccionar algún texto que haya provocado cierta movilización en mi interior, se me vino a la mente el cuento “El vuelo de los gansos” que aquí transcribo para la lectura de todo aquel/ aquella que así lo desee:
“El próximo otoño cuando veas a los gansos dirigiéndose hacia el norte para el invierno, fíjate que vuelan formando una "V". Tal vez te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del porque vuelan en esa forma.
Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en V la bandada aumenta por lo menos un 71% más su poder que si cada pájaro volara solo.
Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de comunidad pueden llegar a donde deseen más fácil y rápidamente porque van apoyándose mutuamente.
Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia al aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para beneficiarse del poder del compañero de adelante.
Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.
Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Obtenemos mejores resultados si tomamos turnos haciendo los trabajos más difíciles.
Los gansos que van detrás graznan (producen el sonido propio de ellos) para alentar a los que van adelante a mantener la velocidad. Una palabra de aliento produce grandes beneficios. El estímulo motiva, reconforta.
Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos se salen de formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan acompañándolo hasta que este nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere, y solo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo.
Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro apoyándonos y acompañándonos.”
Este relato llega a mí hacia el final de mi último año de secundaria, donde todos nos volvemos melancólicos al darnos cuenta que dentro de poco tiempo se termina una etapa que nos ha marcado como adolescentes. Un ciclo que nos ha dado enseñanzas y anécdotas, profesores y amigos, abrazos y risas; un periodo en el cual nos fuimos formando como personas, nos fuimos conociendo y crecimos junto a otros que también estaban pasando por lo mismo.
Este cuento lo tengo ahora en mi mano, ya un poco arrugado por el tiempo quizás, con la letra de mi profesora de vóley de la escuela, a quien le teníamos, como equipo, un afecto muy grande. Recuerdo estar todas en ronda, después de haber jugado, sin darnos cuenta, el último partido juntas después de cinco años. Cada una con su papel iba leyendo en silencio el relato, se escuchaban algunos mocos y llantos de fondo, algún gracias que iba dirigido a la profesora, pero lo que más presente estaba era aquel sentimiento de angustia y felicidad que simultáneamente nos estábamos contagiando entre todas.
Mientras leía el cuento, mi mente retrocedía a aquellos momentos donde nos retaban por estar charlando y no ejercitando o cuando íbamos cuchicheando de los dramas adolescentes camino a un partido mientras nos comíamos paquetes y paquetes de galletitas. Nos veía como equipo y me ponía muy contenta de ser parte de ello, pero a la vez, una sensación de tristeza me atravesaba y me recordaba que todo tiene un fin; que este grupo de chicas, de diferentes cursos, con distintos estilos y personalidades unidas por un deporte escolar, estaba concluyendo. Recuerdo emocionarme, ya a esa altura no sé si por el cuento o por las chicas; no olvido aún esa imagen de todas abrazadas entre pañuelitos dándonos cuenta de que habíamos crecido, que los años realmente habían volado pero que, si mirábamos para atrás, nos teníamos entre nosotras.
Es un cuento que me movilizó como lectora, que me devuelve a mi secundaria cada vez que lo leo, que me da la posibilidad de regresar sobre aquellos recuerdos almacenados en mi memoria. Al leerlo nuevamente, experimento los mismos sentimientos de nostalgia, alegría y satisfacción que me provoca ese equipo, como si fuese esa Victoria a la que le están dando ese papel por primera vez, dos años atrás.
“Marketing”, de la escritora Magalí Tajes, es un poema contemporáneo que para mí posee un significado especial, que me abraza el corazón cada vez que lo leo.
“Aunque te presente a los viejos
aunque paseen por Palermo
aunque te diga que te ama
aunque te desarme en la cama
aunque el mundo todavía no le parezca horrible
aunque crea que puede cambiarlo
solo vale la pena si te hace reír.
Aunque tenga ideales y los luche
aunque hables y te escuche
aunque persiga sus sueños
aunque que sepa que nadie es dueño
de nadie en la vida
sí de cosas, muy pocas, y en cuotas
solo vale la pena si te hace reír.
Aunque sea feminista
aunque rechace lo elitista
aunque crea en los marcianos
aunque sienta que es vano
no entregarse a los demás
solo vale la pena si te hace reír.
De la risa nace el amor
y el amor pone a jugar las diferencias
el otro es otro
yo soy yo
yo soy el otro
el otro sigue siendo otro
y si es yo, no lo sé
no lo conozco
nunca conozco a otro
siempre lo adivino
me quedo con ese otro porque lo amo
lo amo porque me hace desear ser mejor
si lo amara porque me lastima
entonces no me amo
y si no me amo
¿Cómo puedo amar?
De la risa nace el amor
la risa asusta a las miserias
no las sana, no las mata, no las borra
las asusta
las miserias se van por un rato
y con ellas los miedos
mientras el pecho estalla de risa
no hay monstruo que nos gane.
Aunque te baje la luna
aunque sientas que no importa, si nada dura
aunque escriba
aunque te ayude a creer
aunque no se rinda
aunque entienda lo que es perder
solo vale la pena si te hace reír.
Porque si no te hace reír,
todo lo demás es marketing.”
Caos se llama el libro al que pertenece el poema aquí expuesto; un caos continúa siendo mi vida aún en estos tiempos, luego de que ya hayan transcurrido dos navidades desde que me regalaron este ejemplar y un verano desde que lo comencé a leer hasta llegar a estos versos que me atraparon un buen rato.
Nunca supe bien por qué, pero siempre me llamaron la atención los poemas y por, sobre todo, los finales o el cierre que le dan a los mismos. Su última frase es quizás la que más logra fijarse en mi memoria. “Porque si no te hace reír, todo lo demás es marketing”. Esta expresión ha quedado entre charlas con mis amigas durante un largo tiempo. Es un poema que, al leerlo, me lleva a esos amores pasajeros que todos alguna vez tuvimos. Amores que creíamos de película, amores con mucho Floricienta o Casi Ángleles de por medio que nos atontaban. Amores que, a mí, me dejaron con ganas de escribir.
Estos versos me influyeron con escritora, aunque no sé si podría yo misma clasificarme como tal, porque solamente he escrito cartas para poner en palabras sentimientos que se me cruzaban por la cabeza. Ahora que lo pienso, quizás no cartas, sino tan solo párrafos, frases a medio escribir, inconclusas, cosas que nunca dije y que ya no sé si tiene sentido decirlas.
A mí me gusta mucho leer este poema en voz alta, me gusta contárselo de alguna forma a mi inconsciente. Lo que me sucede, es que logro hilar cada oración a alguna escena personal con alguien a quien le tomé cariño. Es ahí cuando recapitulo, a veces con amor, a veces con tristeza, y otras cuantas con amargura. El “aunque” es fundamental. Porque te recuerda que, por más que puedas tener todo lo que soñaste con esa persona, si no te hace reír, ¿de qué te sirve?
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