Soledad no tan oculta
Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Consigna: Leer, de los cuentos de Hemingway: "Un lugar limpio y bien iluminado" y "Gran río de dos corazones": Describir a los narradores, el uso de procedimientos como el diálogo y la descripción, sintetizar la historia superficial y dar una hipótesis de la historia profunda. Qué le robarían a Hemingway para la propia escritura.
Gran Río de los dos corazones ha de ser otro relato de Hemingway que ha logrado conquistarme gracias a su agradable y puntillosa escenificación que lo acompaña de principio a fin. Nuevamente, el autor nos presenta al personaje de Nick, quien ha de tomar el carácter protagónico de esta historia, pese a que no se revela su lado profundo e íntimo a lo largo de la misma. Este relato anuncia un narrador en tercera persona, cuya posición distante posibilita la omisión de rasgos personales del sujeto en cuestión, aunque delata ciertos atributos de éste a partir de la especificación de su accionar.
La narrativa nos sitúa en un pueblo abandonado y arrasado por el fuego, donde reina el silencio, la paz y la naturaleza. Nick, un pescador a quien tan solo conocemos de forma superficial, arriba a este lugar con el objeto de adentrarse en el entorno sereno y armonioso que el medio le regala. La historia transcurre entre diversas descripciones del ambiente – principalmente del río-, de la práctica de la pesca y, de forma casi invisible, del propio personaje y sus sentimientos – que emergen a causa de su estadía allí-.
Hemingway, una vez más, nos dificulta el camino hacia el descubrimiento de la historia oculta, favoreciendo la formación de diversas hipótesis de lectura procedentes de todo aquel que se sumerja en el relato: el tema de la felicidad, de la emoción y de la excitación que le produce al protagonista su contacto con la naturaleza viva, me ha permitido plantearme que quizá este nuevo lugar sea un espacio para que él pueda dejar atrás aquel pasado enigmático del que poco se menciona; el momento de la pesca supone cierta carga valorativa y emocional en Nick que provoca una verdadera intriga para el lector.
De igual modo, es posible visualizar al agua como símbolo que encierra una doble función en la narrativa: no solo se expresa como hábitat de los peces y/o truchas, sino que la noción de profundidad, de resplandor o espejo, de transparencia y de sombra al mismo tiempo, de calma y serenidad -que es interrumpida por el flujo de la corriente- son todos aspectos detallados de la misma que propician un segundo significado, secreto e indescifrable. ¿Ha de ser el agua signo de limpieza y purificación respecto de su pasado? ¿Por qué siempre vuelve la vista hacia el río?
Desde mi punto de vista, el procedimiento de la descripción y del detalle constate, favorece- en ciertas oportunidades- a un mayor conocimiento del escenario sobre el cual se halla situado el protagonista como también así sobre su obrar; pero debo reconocer que obstaculiza la posibilidad de que el lector conozca a fondo al personaje principal y se acerque aún más a él. ¿Qué pensamientos atraviesan su mente? ¿Qué busca trasmitir? ¿Qué lo ha llevado hasta estas tierras?
Un lugar limpio y bien iluminado resulta ser otro texto de Hemingway que ha llamado mi atención y ha provocado que vuelva sobre el mismo a fin de comprender su significado oculto; aquel que se manifiesta como una suerte de espejo de la realidad humana que nos contiene y abraza como sujetos sociales.
La historia superficial posiciona al lector ante un escenario desolado y tenue, donde un hombre anciano transita sus horas entre vasos de alcohol con el propósito de escapar de la soledad que lo habita en su cotidianeidad. El trágico cuadro ha de ser observado y comentado- a partir del recurso del diálogo- por los dos camareros que atienden el café. Uno de ellos se compadece y defiende al pobre hombre dado que se identifica con éste en su rasgo solitario y afligido.
La superposición o combinación del diálogo y la narración en tercera persona – cuya postura resulta más panorámica - permite conocer hasta cierto punto interioridad de los personajes y los sentimientos que los atraviesan como, asimismo, un minucioso marco descriptivo sobre el cual se desarrolla la narrativa. Desde mi perspectiva, este relato presenta las características suficientes como para ser montado en el ámbito teatral.
Cae la tarde y con ella, la luz que rescata a toda alma de la oscuridad de la noche. Es el café, aquel lugar vacío y quieto, donde los solitarios acuden como refugio que emana compañía e ilusión; aquel espacio que les permite salir de la penumbra que los oprime infinitamente.
Me ha interesado la insistencia de la palabra “nada” como procedimiento utilizado por el autor para subrayar la carencia o falta de significado de la vida. Esta última se vincula con la idea abrumadora de la muerte, de la existencia humana por el simple hecho de respirar, de tener la necesidad- como individuos insertos en una sociedad- de llenar esa nada con luz para sentirnos menos solos. Esta es para mí la historia secreta que se oculta tras las sombras de un café bien limpio e iluminado, que atenta contra la soledad pura y absoluta a la que todos, tarde o temprano, estamos condenamos.
(Me parece propio hablar de soledad en estos tiempos que corren, donde la vida personal de cada uno se ha tornado más individualista y solitaria a partir del aislamiento al que estamos sometidos. La negrura de la noche siempre viene a invadirnos y nosotros, como seres humanos, buscamos evadirla. Será por miedo, por falta de confianza, por temor a que nos muestre un lado nuestro que quizá no queremos conocer u aceptar. La “nada”, lo abstracto, lo no físico, lo no compartido con alguien más en el día a día, nos espanta sin que nos demos cuenta. Rechazamos o negamos la soledad. La vemos como un aspecto negativo en nuestra vida del que debemos escapar, pero, ¿no la necesitamos otras tantas veces más?)
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