La literatura tiene mucho que enseñarnos sobre la vida
Alumna: García Visconti Victoria Pilar
Comisión: 07
Profesor: Castellano Santiago
Modalidad: Individual
Consigna: Leer "Del cuento breve y sus alrededores" de Cortázar y hacer una nota de lectura en la que comenten con cuáles afirmaciones sobre la escritura del cuento están de acuerdo, cuáles discutirían y por qué.
El famoso Julio Cortázar, a través
“Del cuento breve y sus alrededores”,
logra introducirnos en una minuciosa reflexión sobre el cuento, su forma y
proceso de creación. En primera instancia, alude a otra gran figura de la
literatura como ha sido Horacio Quiroga, pues le ha llamado la atención el
ultimo precepto que éste elabora en su escrito “Decálogo del perfecto cuentista”:
“Cuenta como si el relato no tuviera
interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste
haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento.”
El concepto de pequeño ambiente
se entrelaza con el carácter perfecto y cerrado que resalta la forma esférica del
cuento. Cortázar nos invita a comprender que la clave del relato, la composición
del mismo, se halla dentro de la esfera. La invención del cuento- la vida de éste-
brota del trabajo interno, de un desarrollo
íntimo y personal, que posteriormente ha de proyectarse hacia el exterior. ¿Acaso
las narrativas no suponen un mero proceso de profundidad?
Cuando habla sobre el cuento
breve, el cuento “contra el reloj”, se remite al relato contemporáneo, aquel
que ha aflorado bajo la silueta de Edgar Allan Poe y que aún persiste en
nuestros días. La idea de ser unos de
los personajes retoma la cuestión del aspecto interno, haciendo énfasis sobre
el mismo; es allí donde cobrará sentido el cuento, donde germinará la semilla
que lo contiene en su forma perfecta.
Me ha intrigado la noción de
exterioridad del cuento, la idea de otorgarle independencia a éste respecto de
su autor; que se desprenda de él, volviéndose en cierta forma “autosuficiente” para que “el lector tenga o pueda tener la sensación de
que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y
hasta de sí mismo, en todo caso con la mediación, pero jamás la presencia
manifiesta del demiurgo.”
Concuerdo con Cortázar al
rescatar la singular conexión entre el narrador y lo narrado, aquella línea que
une la voluntad de expresión con la expresión misma. Sin embargo, el narrador
distancia al escritor de su obra, situando a cada uno de ellos en un polo
lejano respecto del otro.
Retoma la cuestión de la polarización
al citar a Neruda: “Mis criaturas nacen
de un largo rechazo.” Toma sus palabras para poder explicar la manera en
que el mundo de la escritura permite de cierta forma expulsar a dichas criaturas
que invaden y atraviesan la mente. La posibilidad de desligarse de ellas a través
de un puñado de palabras escritas me resulta realmente fascinante.
“Quizás el rasgo diferencial más penetrante,
sea la tensión interna de la trama narrativa.” El cuento
breve supone cierta incertidumbre y ansiedad que ha de envolver al lector desde
el comienzo, logrando que éste se sumerja en la historia a la vez que se
desprende de su realidad. He aquí la magia del cuento. Cómo logra abrazar al
sujeto que lee, transportándolo a una atmosfera que carece de normalidad. El
autor nos acerca su mirada, construye un mundo ficcional que atrapa al lector. En
definitiva, la narrativa siempre implica un desafío de comprensión.
¿Cuáles son las condiciones escénicas
o el ambiente que logra que el autor se desprenda, de una vez por todas, de sus
criaturas? ¿Cómo precisar el marco que le concede al escritor la posibilidad de
librarse de ellas mediante el acto de escribirlas? Cortázar defiende que el
cuento nace de un estado de trance que le permite al autor crear su obra; habla
de una especie de estado exorbitante del escritor donde el relato se presenta
como una masa discordante que va tomando forma, “como una madeja que se desovilla a medida que tiramos.” Se
presenta repentinamente, sin preaviso, sin posibilidad de frenarse a
comprenderla; esa masa, aún carente de sentido, ya resulta ser un cuento,
aunque no lo sepamos por completo.
“…la angustia, la ansiedad y la maravilla, porque también las sensaciones y
los sentimientos se contradicen en esos momentos, escribir un cuento así es simultáneamente
terrible y maravilloso, hay una desesperación exaltante, una exaltación desesperada:
es ahora o nunca y el temor de que pueda ser nunca exacerba el ahora, lo vuelve
máquina de escribir corriendo a todo teclado, olvido de la circunstancia, abolición
de lo circundante.” Desde mi perspectiva, esta cita resume perfectamente la
mística que encierra la literatura y su arte. La hermosura que provoca ese
momento de ponerse a escribir sin detenerse, sin que nada más importe que el
mero hecho de volcar las ideas sobre una hoja. Se despiertan los pensamientos
que descansaban en nuestra profundidad y uno se deja llevar; la masa sin
sentido empieza a llenarse de luz a medida que se vuelca sobre un mar de letras
y palabras. Las expresiones salen del corazón y uno siente que no le alcanzará
el tiempo para escribirlas todas.
Como dijo una vez Piglia, la
literatura tiene mucho que enseñarnos sobre la vida.
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